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SONATA PARA PIANO EN SI MENOR (BERG)


Alban Berg fue, como Antón von Webern, alumno y amigo de Arnold Schónberg en Viena, allí se quedó cuando Schónberg se fue, escribió sus obras en silencio y siendo casi un desconocido, e intuyó tan poco como sus amigos que, veinte años después de su muerte, esta estrecha camaradería de tres hombres desiguales pero con las mismas ideas sería denominada "Segunda Escuela de Viena", basándose en la suposición (objetivamente inexacta) de que Haydn, Mozart, Beethoven y Schubert habían configurado la "Primera".
Berg nació el 9 de febrero de 1885 en Viena, por lo tanto perteneció a una generación que tuvo que soportar una dura revolución. Fue contemporáneo de Sigmund Freud, Karl Kraus y Franz Kafka; vivió la caída de regímenes, clases, dogmas y sistemas en lo político, social y artístico.
La búsqueda de un mundo nuevo, aunque fuera renunciando a todo éxito exterior, le pareció una misión elevada. Su camino fue contemplar como estéril lo viejo, lo heredado. Un camino que (por citar una admirable carta de Berg a Helene, su novia a la sazón y luego su fiel compañera) conduce a los «nuevos mares» (de Nietzsche), a las «cimas más altas de las montañas», un camino que deja a un lado todos los pequeños objetivos de este mundo y en el que «títulos, dignidades, condecoraciones y monumentos» no tienen ninguna importancia.
La Sonata Op.1 para piano (1908) aún es tonal, pero las Cuatro Canciones Op.2 (1910) se alejan de la tonalidad y el Cuarteto Op.3 (1910) ya es totalmente atonal. Este cuarteto es notable además por mantener una amplia estructura a través de un desarrollo motívico, mientras que las obras instrumentales de Schoenberg y de Webern eran comparativamente pequeñas. El cuarteto fue dedicado a Helene con quien se casó en 1911.
La producción continuó con las Cinco Canciones Op.4 (1912), miniaturas que traducen musicalmente instantes poéticos de Peter Altenberg. Fue la primera partitura con orquesta de Berg y aunque revela su cercanía con Schoenberg, Mahler y Debussy, tiene una brillante concepción y adelanta a Wozzeck, así como al serialismo.
Pero en lo inmediato apareció otra serie de obras compactas, las Cuatro Piezas para clarinete y piano Op.5 (1913), luego hubo un retorno a las formas amplias con las Tres Piezas Orquestales Op.6 (1915), con su secuencia temática que enlaza a un preludio, un movimiento de danza y una marcha fúnebre. El preludio comienza y finaliza con un suave sonido de percusión, mientras que los otros dos movimientos muestran cómo Berg descubrió que las formas y los elementos estilísticos tradicionales (incluyendo la armonía tonal) podían sostener grandes estructuras.
En mayo de 1914 Berg asistió en Viena al estreno de Woyzeck de Büchner y decidió musicalizarla. Comenzó la ópera en 1917, mientras estaba en el ejército austriaco (1915-18), y la completó en 1922. Él mismo seleccionó partes de las escenas fragmentarias de la obra y configuró un libreto en tres actos siguiendo un esquema musical formal: el primer acto es una suite de cinco piezas de carácter (cinco escenas mostrando al simple soldado Wozzeck en distintas relaciones), el segundo una sinfonía en cinco movimientos (para describir la desintegración de su convivencia con Marie), el tercero una serie de cinco invenciones sobre distintas ideas ostinato (para el brutal clímax de la tragedia).
La cerrada estructura musical, que se extiende incluso a pequeños detalles en términos de duración, puede ser apreciada como una analogía con el mecánico equilibrio del universo que gira en torno a los personajes centrales de Büchner, aunque la música cruza todos los límites, desde lo atonal a lo tonal, desde el habla a la canción, desde la música de café a sofisticadas texturas de disonante contrapunto. Wozzeck tuvo su estreno en Berlín en 1925 y rápidamente se presentó en todos los escenarios, lo que permitió a Berg lograr seguridad económica.
Su siguiente obra, el Concierto de Cámara para violín, piano y 13 instrumentos (1925), se mueve decididamente a un estilo más clásico. Sus tres movimientos formalmente complejos están aún mejor estructurados que aquellos del Op.6 y la partitura sugiere cierta respuesta de Berg a la objetividad de Stravinsky. La obra también esconde cifras y relaciones numéricas que recuerdan al trío de camaradas Schoenberg, Berg y Webern.
Luego vino la Suite Lírica para cuarteto de cuerdas (1926) cuyo programa secreto la relaciona con los íntimos sentimientos de Berg hacia Hanna Fuchs-Roberttin, sentimientos igualmente significativos para la composición de su segunda ópera, Lulú (1929-35). La suite, en seis movimientos de carácter y velocidades extremas, emplea el serialismo y otros materiales para proyectar una evolución cuasi-operática hacia la catástrofe.
No fue teórico, sino músico y dramaturgo. Lo demostró con la ya mencionada Wozzeck, una de las obras más intensas del teatro musical moderno. No pudo terminar Lulú su segunda ópera, pero la dejó en un estado en que se podía representar. Con el paso de las décadas, el público se acostumbró a oír este drama de Wedekind con vacíos musicales en el acto tercero. En 1979 tuvo lugar (en realidad de manera sorprendente y en medio de una polémica muy acalorada, en la que participaban la viuda de Berg y sus editores, así como numerosos entendidos en música), el estreno de la versión completada por el compositor vienes Friedrich Cerha sobre la base de los esbozos de Berg (en la Ópera de París, a la que pronto siguieron los escenarios alemanes).
Alban Berg no pudo crear una elevada cantidad de obras pues su trabajo era lento, concienzudo y minucioso; falleció el 24 de diciembre de 1935 en Viena, a la edad de cincuenta años.
En 1910 Berg había terminado sus estudios con Schoenberg. Su obra de "graduación" fue la Sonata para piano catalogada como opus nº 1, una de las obras "más formidables jamás escritas por un compositor". Cuando Schoenberg abandonó el empleo de la tonalidad (que había sido la base principal de la música durante varios siglos) y comenzó a experimentar en lo que se conocería posteriormente como atonalidad, Berg y su colega Webern se unieron a esta búsqueda de posibilidades sonoras, como se evidencia en sus Cuatro Lieder Op. 2 y su Cuarteto de cuerdas Op. 3.
Un concepto importante que es básico en la Sonata Op. 1 es lo que se conocería después como variación continua, que consiste en que la unidad de una pieza depende de que todos los aspectos de ella deriven de una sencilla idea básica. Berg también transmitió esta idea a sus alumnos, uno de los cuales, el filósofo y músico Theodor Adorno dijo: "El principio más importante que me enseñó es el de la variación: se asume que todo debe desarrollarse y ser además intrínsecamente diferente". La Sonata es un excelente ejemplo de trabajo en esta línea: toda la composición se deriva del motivo inicial de cuartas y de la frase inicial.
Por otra parte, la Sonata está escrita en Si bemol, en un solo movimiento, pero con una estructura formal clásica: la exposición, que se repite, consta de dos temas o sujetos y un tema conclusivo. Tras el desarrollo, llega la recapitulación, finalizando la obra con una coda.