sábado

CONCIERTO PARA PIANO Y ORQUESTA Nº 2 (RACHMANINOV)


Sergéi o Serguéi Vasilievich Rachmaninov, Oneg, Rusia, 1873-Beverly Hills, EE UU, 1943, fue un compositor, pianista y director de orquesta ruso, nacionalizado estadounidense. Aunque conocido a nivel mundial por el Concierto para piano núm. 2, Sergéi Rachmaninov ha sido relegado por algunos historiadores al papel de simple epígono del romanticismo y, en particular, de Piotr Ilich Chaikovski, compositor por el que siempre profesó una profunda admiración. Sin embargo, ello no es obstáculo para que la música del autor de las Danzas sinfónicas sea una de las más apreciadas por intérpretes y público, por su singular inspiración melódica y su emocionada expresividad.
Hijo de una familia de terratenientes, debió su temprana afición musical a su padre y a su abuelo, uno y otro competentes músicos aficionados. A pesar de sus extraordinarias dotes para la interpretación al piano, la composición fue desde el principio el verdadero objetivo del joven Rachmaninov.
No obstante, su carrera en este campo estuvo a punto de verse truncada prematuramente por el fracaso del estreno, en 1897, de su Sinfonía núm. 1. Este revés sumió al compositor en una profunda crisis creativa, sólo superada a raíz del Concierto para piano núm. 2, cuyo éxito supuso para él el reconocimiento mundial.
La revolución soviética puso fin a esta etapa, provocando su salida, junto a su familia, de Rusia. Suiza primero y, a partir de 1935, Estados Unidos, se convirtieron en su nuevo lugar de residencia. Si en su patria había dirigido sus principales esfuerzos a la creación, en su condición de exiliado se vio obligado a dedicarse sobre todo al piano para poder subsistir.
La carrera de virtuoso pianista que llevó a cabo desde entonces, junto a la profunda añoranza de su país, fueron dos de las causas que provocaron el notable descenso del número de obras escritas entre 1917 y 1943, el año de su muerte: sólo seis nuevas composiciones vieron la luz en ese lapso de tiempo, cuando en los años anteriores lo habían hecho casi cuarenta.
Existen composiciones las cuales a través de la historia musical se han constituido verdaderos hitos para la sociedad amante del arte de combinar los sonidos. Estas se han convertido en “materia obligatoria” para las estructuras orquestales como también para los solistas tanto en los conciertos como en las grabaciones. Los anaqueles de las casas musicales siempre deben tener a disposición del público esas creaciones, como ser, y solamente para citar algunos pocos ejemplos, los conciertos de Beethoven y los de Mozart, sus sinfonías, sonatas, etc.; es inconcebible no satisfacer la gran demanda de las mismas. Pero a ello se pueden agregar obras como los conciertos para piano y orquesta de Serguei Rachmaninov, específicamente el Nº 2 en do menor.
Es llamativo el motivo o las circunstancias por las cuales surgió esta bella composición. Al momento de comenzar a componerla su autor salía de una profunda depresión emocional, la cual tuvo como detonante el fracaso de su 1ra. Sinfonía. En efecto, esta obra se había estrenado en 1897, es decir, cuando Serguei Vasilievich tenía 24 años de edad. Se cuenta que la primera audición se hizo bajo la batuta del compositor y profesor del conservatorio de San Petersburgo Alexander Glazunov, el que desgraciadamente estaba en ese momento algo “excedido de copas” y por lo tanto la ejecución de esta composición dejó mucho que desear. El resultado fue lamentable y por dicha causa la crítica prácticamente defenestró al joven Rachmaninov. Esto le produjo una profunda depresión, lo cual lo indujo a dejar de componer y dedicarse sólo a la dirección orquestal.
El estado emocional de este músico llegó a tal punto que se tuvo que poner bajo el tratamiento de un famoso psiquiatra, el Dr. Nikolai Dahl. Como este también era músico, violonchelista, pudo comprender el estado emocional de su paciente y de esta forma determinar cuál debía ser la metodología que tenía que emplear para manejar a su paciente. Trabajó con él durante todo el año del comienzo del siglo XX y con resultados sumamente positivos, puesto que el músico en cuestión salió de su depresión y pudo retornar a la composición (de todas maneras es necesario aclarar que las depresiones anímicas fueron una constante a lo largo de la vida de Rachmaninov).
Después de hacer un viaje por Italia, Rachmaninov se puso a trabajar en este concierto el cual ejecutó frente al público en 1901, pero con una característica muy llamativa: se hizo con los movimientos “Adagio sostenuto” y “Allegro scherzando”, en otras palabras, con lo que ahora se conoce como el 2do. y 3er. movimiento. Añadió el 1ro. en la primavera de 1901 y ofreció la versión completa -es decir, tal como la conocemos hoy en día- el 27 de octubre de ese mismo año, con un inmenso éxito de los críticos musicales y el público. Esto trajo como consecuencia el ansiado resurgimiento de Rachmaninov como uno de los más grandes músicos, especialmente los pertenecientes al siglo XX. La obra la dedicó a la persona que lo había ayudado a salir de la profunda crisis emocional, el Dr. Nikolai Dahl.
Es de hacer notar que en un principio el mismo compositor hizo comentarios sobre la estructura técnica de este concierto. En una carta enviada a un amigo suyo llamado Nikita Morozov, le manifestó que:
Acabo de tocar de punta a punta el primer movimiento de mi concierto y recién ahora se me hace claro que la transición del primer tema al segundo no es buena y que en esta forma el primer tema no es más que una introducción y que, cuando comienza el segundo tema, ningún tonto creerá que lo es. Todo el mundo pensará que es el comienzo del concierto. Considero que todo el movimiento está arruinado y a partir de este momento se ha convertido en verdaderamente horroroso para mí. ¡Estoy simplemente desesperado!
En otras palabras, Rachmaninov se juzgó a sí mismo con suma severidad, contrariamente a lo que juzgó el público asistente a su concierto: gran aprobación.
El concierto se abre con una serie de acordes básicos (8) los cuales van creciendo en intensidad para entrar luego a una hermosa melodía. Una de las características de esta creación, es que tiene en ciertos momentos algunas similitudes con los conciertos de Chaikovski (compositor al cual Rachmaninov admiraba de todo corazón). En ese sentido en determinados pasajes es el piano el que hace el “acompañamiento” de la orquesta. Algunos son de la opinión que este enfoque de Rachmaninov se debía a que simultáneamente al elaborar esta composición, también estaba acompañando al piano en varios recitales al famoso cantante Fedor Chaliapin. Otra característica de este concierto es que sus tres movimientos están entrelazados de forma original, lo cual consiste en que cada uno de ellos comienza con la tonalidad que finalizó la anterior. Esta obra concluye con un gran ímpetu y fuerza.
Pero, ¿por qué se puede relacionar nada menos que a Hollywood con esta obra musical? ¿Tuvo algo que ver la meca del cine con la popularidad de esta composición del maestro ruso? Por su puesto que sí, aunque ello no hubiera sido necesario; pero esta obra posee melodías de tal calidad, que llegaron a constituirse en el tema central de películas tales como el film ingles "El séptimo velo" (1946), como también en "Siempre te he querido" (1946) y "Rapsodia" (1954). Hay que destacar que las distintas melodías de esta creación no han servido simplemente como "fondo musical" sino que hasta llegan a sostener la corriente argumental de estos films. Pero el hecho de que la cinematografía haya tenido este reconocimiento hacia el Concierto Nº 2 de Rachmaninov, no significa que la misma tenga poco valor desde el punto de vista estético musical. También se han utilizado otras composiciones para tal fin, como ser obras de Serguei Prokofiev y hasta a Gustav Mahler.
El concierto Nº 2 de Rachmaninov ha sido -y sigue siendo- el "caballito de batalla" de grandes pianistas, ejecutado en público y grabado por el propio compositor, como también Benno Moiseivitch, Walter Gieseking, Arthur Rubinstein, Alexis Weisemberg, Vladimir Ashkenazy, Felicia Blumenthal, Daniel Barenboim, Alexander Brailowsky, Yefim Bronfman van Cliburn, François R. Douchable, Philippe Entremont, Andrei Gavrilov, Gary Graffman, Horacio Gutierrez, Jenö Jándo, Byron Manis, Julius Katchen, Eugéne List, Jewgeni Kissin, Garrik Ohlsson, Rafael Orozco, Sviatoslav Richter, Jean Y. Thibaudet, Alexis Sultanov, Earl Wild, Cristina Ortiz, Eileen Joyce, Steven de Groote, Elisa Bolkvadze, Agustin Anievas, Victor Eresco, Geza Anda, Vásáry Tamás, Rut Laredo, Leonard Pennario, Abey Simon y otros más.
Todos estos artistas del teclado han grabado y ejecutado este famoso concierto tanto por su buen gusto musical como también por parte de los que los escuchan

Tu.tv