sábado

EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO (MENDELSSOHN)


Félix Mendelssohn era realmente un hombre escepcionalmente dotado para la música. Además de su talento musical, tenía una memoria sorprendente y era un pianista soberbio, un buen violista, un organista excelente y un director inspirado; era también buen pintor y hábil escritor, dotado de considerable saber literario.
Nacido el 3 de febrero de 1809 en Hamburgo, en el seno de una acaudalada familia de banqueros, fue el nieto del famoso filósofo judío Moses Mendelssohn, llamado el "Sócrates alemán" por su creencia en la inmortalidad del alma y sus esfuerzos para anular la división entre judíos y cristianos. Los Mendelssohn se convirtieron al protestantismo cuando Félix tenía siete años, y agregaron Bartholdy al nombre de la familia.
Como vivía en este ambiente privilegiado, se facilitó al niño la mejor educación en piano, viola y teoría de la música. Se presentó ante el público a la edad de diez años, y comenzó a componer a los doce. En 1819 su acompañamiento del Salmo 19 fue cantado por la "Singakademie "de Berlín. Otras composiciones tempranas fueron algunas sonatas, cuartetos para piano y las sinfonías para cuerdas.
Entre los visitantes eminentes que pasaron por el salón de sus padres estuvo el gran poeta alemán Goethe. El anciano de setenta y dos años y el jovencito de doce establecieron lazos de amistad. Después de estudiar a Shakespeare en alemán, Mendelssohn compuso la obertura de El sueño de una noche de verano, a los diecisiete años. El resto de esta hermosa música, que incluye la Marcha nupcial, fue terminada diecisiete años después.
En marzo de 1829, dirigió la Pasión según San Mateo de Bach, la primera vez que se escuchaba el oratorio después de la muerte del compositor, ochenta años antes. Ese mismo año Mendelssohn realizó el primero de diez viajes a Inglaterra. Dirigió con mucho éxito el estreno en ese país del Concierto El emperador de Beethoven. También recorrió Escocia, y allí se inspiró para componer las Hébridas, o La gruta de Fingal. A partir de 1830-1831 recorrió Italia y compuso su sinfonía más popular, la número 4 o Italiana.
Regresó a París en 1831 y a Londres en 1832 y 1833, y después aceptó un puesto de dirección en Dusseldorf, de 1833 a 1835; allí se concentró en los oratorios de Handel, que lo inspiraron para componer el suyo, San Pablo (1836) y la popular obra Elijah (1846). Regresó a Leipzig y dirigió la famosa Orquesta Gewandhaus, de 1835 a 1845, y ejecutó obras de Bach, Beethoven, Weber, Schumann y Berlioz. Durante este período (1843), fundó el Conservatorio de Leipzig, y Robert Schumann fue uno de sus colaboradores. El Conservatorio se convirtió en la principal escuela de música de Alemania. No obstante, tuvo tiempo de casarse con la hija de un clérigo protestante francés, y ser padre de cinco hijos.
Orgulloso del hecho de que nunca descuidaba a sus alumnos, Mendelssohn componía sólo durante las vacaciones estivales, y así creó la Obertura Ruy Blas, la Sinfonía Escocesa (Nº 5), el Trío para Piano en do menor, y una obra que alcanzó un éxito instantáneo, el Concierto para Violín en mi menor.
Las únicas veces en que no se sintió cómodo fue en las ocasiones intermitentes en que el rey utilizó sus servicios como compositor y maestro de coro en Berlín; pero también esta situación le benefició, pues allí compuso en 1843 el resto de la música de El sueño de una noche de verano.
Mendelssohn también tenía excelente reputación como organizador, y se le contrató como director de los festivales del Bajo Rin y Birmingham (Inglaterra). Su última visita a Inglaterra fue en 1847, cuando ejecutó para la reina Victoria y el príncipe Alberto. A su regreso se le confundió con el doctor Mendelssohn, activista político, y le detuvieron en la frontera de Prusia. Después de ser liberado, se enteró de la muerte de su amada hermana Fanny, que era pianista y compositora. Agobiado por el exceso de trabajo, este "shock" desencadenó una serie de ataques. Falleció pocos meses después, el 4 de noviembre de 1847 en Leipzig.
El eminente director Hans von Bülow afirmó que Mendelssohn era el más completo maestro de la forma musical después de Mozart. Tras recibir una enseñanza clásica, este compositor se convirtió en un auténtico romántico, que encontró la inspiración de su música orquestal en el arte, la naturaleza y la historia. Inventó la Obertura de concierto, creando casi un poema sinfónico, y elevó la forma más allá de una mera introducción al nivel de una obra más amplia. El mar es un tema recurrente en su obra, Mar sereno y próspero viaje; Las Hébridas; La bella Melusina. Su música es clara, elegante y lírica, y tiene mucha fuerza, como en su Quinta Sinfonía, Reforma, pero nunca es revolucionaria.
Aunque las obras de Shakespeare se conocían desde hacía mucho tiempo en los países de habla alemana, el dramaturgo inglés no empezó a ser leído ampliamente en Alemania hasta que, en 1801, apareció una nueva serie de traducciones definitivas. Las nuevas versiones estaban teñidas de romanticismo y así lograron el difundido atractivo que tuvieron entre los artistas e intelectuales del siglo XIX. Ludwig Tieck, uno de los traductores, llamó a Sueño de una Noche de Verano "una obra maestra romántica". Y así también le parecía a Mendelssohn, que leyó el drama una y otra vez en su jardín. Tenía apenas 17 años cuando le escribía a su hermana Fanny: "Me he acostumbrado a componer en nuestro jardín... Hoy o mañana voy a soñar allí el Sueño de una Noche de Verano. ¡Soy muy caradura!"
Es sorprendente que un muchacho joven pudiera componer una obra tan pulida y original como la Obertura de Sueño de una Noche de Verano. Lo que es aun más sorprendente es que la música capta perfectamente el espíritu inglés de la comedia de Shakespeare. Mendelssohn todavía no había visitado Inglaterra ni había viajado más allá de su tierra natal. Sus composiciones narrativas de viajes, tales como Las Hébridas de 1830 o la Sinfonía Italiana de 1833, o la Sinfonía Escocesa de 1842, quedaban todavía para un futuro lejano.
Un compositor adolescente, incluso uno de genio tan precoz como Mendelssohn, quiere mostrar su última obra en proceso a su profesor. Así que el compositor llevó un esbozo de la introducción y exposición de la obertura a Adolph Bernhard Marx.
Marx, que se convirtió en amigo de Mendelssohn en 1824, era un brillante y claro teórico e historiador musical, así como algo de compositor. Estaba trabajando en su tratado Sobre la Pintura en la Música en el momento en el que era profesor de Mendelssohn, así que se mostró muy interesado en la obertura programática de su alumno. Más tarde, Marx recordaba que "los acordes introductorios y la danza de los elfos eran tal como las conocemos. Luego, ¡qué pena!, seguía la obertura propiamente dicha, pero yo no pude relacionarla con Sueño de una Noche de Verano. Como amigo fiel me sentí moralmente obligado a decirle al compositor francamente lo que pensaba. Se sintió preocupado, irritado e incluso herido, y escapó sin decir adiós."
Unos días más tarde el compositor envió una nota de disculpas y pidió consejo a Marx para ajustar la obertura de modo que estuviera más de acuerdo con la obra teatral. "No le fallé", escribió Marx. "Corrí en su auxilio y señalé que una obertura tal debe reflejar fielmente y por completo el drama del cual debía ser prólogo. Con entusiasmo y devoción absoluta él emprendió el trabajo nuevamente. De la versión original, sólo podía salvarse la alusión al vagabundeo del amante en el primer motivo; todo lo demás debía escribirse nuevamente... Insistí en que guardara un lugar para los bufones e incluso para el rebuzno ardiente de Bottom. Siguió mi consejo y la obertura tomó la forma que conocemos actualmente."
Cuando se estrenó la obertura, Marx publicó una crítica muy favorable. Mendelssohn apreciaba el apoyo y la ayuda de su amigo, aunque el padre del compositor tenía dudas respecto del maestro. Abraham Mendelssohn decía: "La gente que habla con tanta aptitud, pero que no produce nada apto, ejerce una mala influencia sobre los talentos productivos." El compositor y su maestro finalmente se distanciaron cuando Mendelssohn se negó a interpretar un oratorio trivial de Marx, en Leipzig.
Podemos muy bien preguntarnos cómo era la versión original de la obertura. Los esbozos que Marx criticó no han sido conservados. Pero el resultado final, debido en pequeña o gran parte al consejo de Marx, es una de las obras maestras de la música orquestal romántica. Es maravillosamente evocativa del mundo élfico de la obra de Shakespeare, especialmente en los acordes de los vientos de madera de la apertura y en el siguiente scherzando de las cuerdas. Un momento delicioso se produce cuando Bottom, el patán, es representado por el corno y el oficleido (un instrumento obsoleto que se parecía al saxofón pero con una boquilla metálica redonda; actualmente esta parte, por lo general, se interpreta con la tuba) entrometiéndose de forma grosera en un pasaje delicado de vientos de madera y cuerdas. Es especialmente hermosa la concluyente transformación del dogmático tema principal en una melodía graciosamente lírica de los violines.
La habilidad artística, la originalidad y la madurez que Mendelssohn exhibe en esta pieza temprana son sorprendentes. En ciertos sentidos, jamás sobrepasó lo logrado en su adolescencia. Sus últimas obras son a veces más cultas, sin embargo, su habilidad artística estaba completamente desarrollada a la edad de 17 años. De manera que cuando se le encargó proporcionar música incidental adicional para varias escenas de Sueño de una Noche de Verano, pudo, sin ningún esfuerzo, volver a entrar en el equivalente musical del país de las hadas de Shakespeare que había creado 17 años antes.





Tu.tv

SINFONIA Nº 3 "ESCOCESA" (MENDELSSOHN)


A principios de su veintena, Félix Mendelssohn empezó a narrar sus extensos viajes en una serie de composiciones orquestales. Italia fue responsable de la Sinfonía Italiana y Escocia inspiró dos obras diferentes: la Obertura de Las Hébridas y la Sinfonía Escocesa...
La Sinfonía Escocesa fue iniciada en agosto de 1829 y terminada el 20 de enero de 1842. Mendelssohn dirigió el estreno con la Orquesta de Gewandhaus de Leipzig, el 3 de marzo de 1842.
La primera de las nueve visitas que el compositor hizo a las Islas Británicas comenzó en abril de 1829. Había sido animado por su profesor de composición, Carl Friedrich Zelter, a abandonar la provinciana Berlín y ver el mundo. Su padre estuvo de acuerdo. Igualmente importante fue el deseo del joven de estar lejos del hogar y arreglarse por su cuenta. Primero fue a Londres, donde se alojó con su amigo Carl Klingermann. La capital británica fue al principio desconcertante. "¡Es pavorosa! ¡Es loca! ¡Estoy turbado y confuso! Londres es el monstruo más grandioso y complicado que el mundo tiene para ofrecer."
Pronto se acostumbró a Londres. Su música fue tocada y recibida cálidamente. Una interpretación de su Primera Sinfonía le convirtió en el favorito del público británico y de ahí en adelante consideró a Inglaterra su segundo hogar.
En el verano, él y Klingermann se fueron de vacaciones a Escocia. Primero fueron a Edimburgo, donde visitaron las ruinas de la capilla en la que había sido coronada María Estuardo. Allí, al joven compositor se le ocurrió la idea de grabar sus impresiones sobre Escocia en una sinfonía. Escribió los primeros 16 compases de la introducción, que contiene el material melódico principal del movimiento de apertura.
El compositor estaba encantado con Escocia. Vio Glasgow, Perth, Inverness y Loch Lomond y conoció a sir Walter Scott, de quien había leído la totalidad de sus novelas. Su entusiasmo por Escocia es evidente en esta carta a su familia:
Todo aquí parece tan duro y vigoroso, envuelto a medias en neblina o humo o bruma. Además, hubo una competición de gaitas. Muchos montañeses llegaron de la iglesia vestidos con sus trajes típicos, llevaban victoriosamente a sus enamoradas con sus trajes domingueros y miraban magníficos y con aire de importancia al mundo, desde arriba. Con largas barbas rojas, mantos de tartán, gorras y plumas, las rodillas desnudas y sus gaitas en la mano, pasaron tranquilamente de largo por el castillo en ruinas que se halla en la pradera, donde María Estuardo vivió con esplendor y vio el asesinato de Rizzio. Siento como si el tiempo corriera muy velozmente cuando tengo ante mí tanto de lo que fue y tanto de lo que es... Hoy, a la hora del crepúsculo, fuimos al palacio donde vivió y amó la reina María. La capilla junto a él, actualmente ha perdido su techo, está cubierta de césped y de hiedra y, en el altar roto, María fue coronada reina de Escocia. Todo está en ruinas, deteriorado y abierto al cielo. Creo que he encontrado aquí hoy el comienzo de mi Sinfonía Escocesa.
El destino de la sinfonía sería esperar una década hasta ser terminada. El siguiente invierno, Mendelssohn trabajó en ella junto con la Obertura de Las Hébridas y la Sinfonía Italiana, mientras viajaba por Roma y Nápoles. Como estaba en Italia, quizás era natural que la Italiana atrajera la mayor parte de su atención. "¿Quién puede sorprenderse de que me resulte difícil volver a mi brumoso humor escocés?" Para cuando finalmente trazó la doble barra al término de la Sinfonía en La menor, las otras obras narrativas de viajes hacía tiempo que estaban terminadas. De modo que, a pesar de la numeración confusa de las sinfonías de Mendelssohn (por orden de publicación y no de composición), la Escocesa fue verdaderamente la última de las obras sinfónicas que terminó.
El compositor volvió a Gran Bretaña varias veces. En 1842, cuando estaba en Inglaterra para dirigir el estreno en Londres de la Sinfonía Escocesa, conoció a la joven reina Victoria y al príncipe Alberto. Ellos estaban más nerviosos de conocer al famoso compositor que este de pasar una velada con la realeza. Pidió, y le fue concedido, permiso para dedicar la sinfonía a la reina.
Pero, ¿cuánto de escocesa es la Tercera Sinfonía! No se cita ninguna tonada folclórica. Mendelssohn, de hecho, tenía aversión por toda la música folclórica. Poco después de su visita a Escocia, escribió:
"¡Para mí nada de música nacional! ¡Diez mil diablos se lleven a toda la nacionalidad! Ahora estoy en Gales y, ¡válgame Dios!, en el salón de toda posada famosa se sienta un arpista, que toca incesantemente las así llamadas melodías nacionales, es decir, ¡la basura más infame, vulgar y desentonada, con un organillo que lo acompaña al mismo tiempo!"
Sin embargo, hay un cierto sabor folclórico escocés en la sinfonía, aunque aparece en sordina y más en la superficie que en la estructura. Como lo explica el biógrafo Erik Werner:
"En todo el primer movimiento respiramos el aire pesado y denso de la bruma de las montañas de Escocia; en consecuencia, está orquestada masivamente y su colorido es oscuro. En marcado contraste con esto, el scherzo... nos recuerda las joviales danzas folclóricas de los escoceses con sus gaitas. El tema es pentatónico, como las canciones folclóricas gaélicas."
Cada frase de este tema de clarinete termina con un ritmo conocido como "Scotch snap". Las precipitadas ondas cromáticas hacia el final del primer movimiento podrían tomarse como representantes del rugiente viento norte. Mendelssohn originalmente rotuló el final allegro guerriero: "veloz y guerrero". Esta marcación, aunque finalmente fue remplazada por allegro vivacissimo, ha llevado a varios comentaristas a considerar este movimiento una pintura de los guerreros en plena batalla.
No obstante, sería un error escuchar demasiadas referencias directas a Escocia en esta música. Mendelssohn deploraba la música con referencias extramusicales explícitas. Muchas de las invocaciones a Escocia están más en los oídos de ciertos oyentes prejuiciosos que en la música. De hecho, un oyente bastante perceptivo, el compositor Robert Schumann, escuchó una interpretación de esta sinfonía y, creyendo que era la Italiana en lugar de la Escocesa, (Mendelssohn publicó la obra sin el subtítulo), alabó la magnífica imaginería italiana y dijo de la obra que era "tan bella como para compensar a un oyente que nunca hubiera estado en Italia". ¡Eso en cuanto a su inconfundible carácter escocés!