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ALELUYA DE EL MESIAS (HAENDEL)


El coro Aleluya es una de las obras más conocidas de Haendel. Pertenece a su oratorio El Mesías. Un oratorio es una sucesión obra formada por una sucesión de arias, coros y recitativos escrita para cantantes solistas, coro y orquesta. Es un drama musical basado en un tema religioso, pero no tiene representación escénica, por lo que un solista suele aparecer en el papel de narrador.
Haendel nació en Alemania y estudió en Hamburgo e Italia. Se estableció en Inglaterra con 27 años, donde desarrolló toda su carrera. El oratorio El Mesías lo compuso en el verano de 1741, en tiempo récord: unas tres semanas. Se estrenó en el New Music Hall de Dublín el 13 de abril de 1742, generando cierta polémica por tratarse de una obra religiosa e interpretarse en un teatro. A partir de 1750 fue muy admirada, y se representa, desde entonces, año tras año. Haendel utilizó un libreto de Charles Jennenes para su composición, que toma textos del Antiguo Testamento y del Apocalipsis.
Está escrito para un cuarteto de solistas (soprano, contralto, tenor y bajo, aunque en algunas ocasiones la voz de contralto es sustituida por un contratenor), coro y orquesta, con sección de cuerdas frotadas con bajo continuo, timbales e instrumentos de viento. Haendel escribió a lo largo de su vida diferentes versiones de El Mesías que se diferencian, sobre todo, en la instrumentación de viento y en la selección de movimientos, quedando algunas versiones más reducidas.
El Mesías está dividido en tres partes:
◦La primera tiene por tema el Adviento, apareciendo recitativos basados en el texto de la Anunciación, coros que intentan reflejar el sentimiento del pueblo y arias. Los textos están basados en el Libro de Isaías. El oratorio empieza con una obertura francesa (sección lenta con ritmo apuntillado y sección rápida con estilo contrapuntístico).
◦La segunda parte está basada en la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo y termina precisamente con el coro Aleluya.
◦La tercera parte muestra la victoria de Cristo ante la muerte y hace mención al Juicio final.
Al comentar Haendel la composición de este coro dijo que: "He creído ver el Paraíso frente a mí y al gran Dios sentado en su trono con su compañía de Ángeles". Musicalmente, está escrito para coro y orquesta, en la que se distingue, entre todas las versiones, siempre la sección de cuerda con bajo continuo y trompetas, cuyo sonido da imagen de realeza y fortaleza. Está en Re mayor y el tempo es allegro. La relación del texto y la música es significativa: la primera estrofa aparece primero en homofonía, lo que produce claridad y rotundidad al texto, mientras que el texto "He shall reign for ever and ever" aparece en contrapunto imitativo, para simbolizar una duración infinita, que nunca acaba.
El texto "King of Kings, and Lord of Lords" está repetido, cada vez más agudo, en homofonía en las dos voces femeninas del coro, mientras que las masculinas acompañan con "for ever and ever". Se distingue claramente una célula asociada en el coro al texto "Hallelujah", que aparece constantemente en todo el movimiento y que es lo que todos recordamos de él. Hay un claro simbolismo de lo terrenal y lo humano en el descenso melódico, en homofonía, con el texto "The Kingdom of this world" (El reino de este mundo), que provoca contraste con "the Kingdom of our Lord" (el Reino del Señor), que evoca de nuevo la Gloria.



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MUSICA PARA FUEGOS ARTIFICIALES (HAENDEL)


Haendel concluyó La Música para los Reales Fuegos de Artificio el 21 de abril de 1749 y la estrenó en Green Park, Londres, seis días más tarde. El 7 de octubre de 1748 el Tratado de Aix-la-Chapelle puso fin a la guerra por la sucesión de la Corona de Austria y la paz volvió momentáneamente a Inglaterra. Varios meses más tarde el rey Jorge II ordenó que se realizara una gran celebración, ostensiblemente en honor de la paz pero en realidad para distraer a sus súbditos...
La celebración se concentró en torno de la terminación de un edificio, comenzado inmediatamente después de haberse firmado el tratado, cuyo objeto era servir como montaje para una gran exhibición de fuegos de artificio.
El edificio se terminó el 26 de abril de 1749. Tenía 125 metros de largo y 34,75 metros de alto. El duque de Montagu, que estuvo a cargo de la celebración y que también pagó la mayor parte de la misma, estaba representado, al igual que estaban los dioses griegos y el mismo rey Jorge, en la fachada del edificio. A la cabeza de un poste de 61 metros había un enorme sol artificial. También había escalones, pilares, pasadizos, columnatas arqueadas y amplias pasarelas.
El rey encargó a Haendel que proporcionara la música para la ocasión. El compositor aceptó con desgana el pedido del rey de que sólo utilizara instrumentos militares. Handel arregló parte de la música de dos conciertos anteriores y escribió también música original para acompañarla y orquestó la pieza para una gran banda: 24 oboes, 12 fagotes, 9 trompetas, 9 cornos, 3 pares de timbales, un contrafagot, un serpentón y tambores de bordones (que no están indicados en la partitura). Las cuerdas que se había visto obligado a omitir permanecieron en su mente para futuras interpretaciones. Aunque no cada uno de los 58 intérpretes tuvo una parte independiente, de todos modos el sonido fue masivo.
Este enorme conjunto excitó la curiosidad del público. El mismo día que quedó terminado el edificio, un ensayo al aire libre reunió a una multitud de 12.000 espectadores, que produjo un atasco de tres horas en el Puente de Londres y casi provocó un tumulto. Al día siguiente todavía más gente asistió a los festejos.
El evento empezó muy bien, pero pronto se convirtió en un fiasco. La obertura de Haendel, la pieza más elaborada de la suite, dio comienzo a la velada. A su término hubo una atronadora salva de 101 cañones. Luego el edificio apareció súbitamente iluminado por los fuegos artificiales. Se escuchó la bourrée de Haendel. Un diseño de fuegos artificiales que describía la paz fue acompañado por el movimiento lento, seguido por la sección denominada "Regocijo". Para entonces se había perdido el control de los fuegos artificiales. Seguían saliendo en momentos equivocados. Varios hombres subieron al edificio para tratar de arreglar las cosas y hubo largas demoras. Después, todo el edificio se encendió en llamas. La multitud empezó a sentir pánico a medida que el calor se hacía más intenso. Un fuerte viento arrastró las llamas a través del parque. Los ánimos también se encendieron y se hicieron algunos arrestos. Varias personas resultaron heridas, dos fatalmente. Se interpretaron los restantes movimientos de la Música Para los Fuegos de Artificio, pero nadie pudo oírlos. La imagen del rey se incendió y cayó ignominiosamente en una caldera de fuego.
La música de Haendel proporcionó el único vestigio de dignidad y de este modo creció considerablemente la estimación del rey Jorge por él. Cuando el compositor repitió la música Para los Fuegos de Artificio el 27 de mayo, en un concierto a beneficio de la Casa de Expósitos, Jorge donó una gran suma. En ese concierto, de paso, Haendel usó la instrumentación que siempre había preferido: una banda de vientos de tamaño normal más el complemento habitual de cuerdas.
La suite ha sido arreglada varias veces para la interpretación por parte de conjuntos modernos. Durante algún tiempo la versión más popular fue la de sir Hamilton Harty, quien omitió el movimiento "Regocijo" e hizo la orquestación para una orquesta contemporánea normal. Recientemente los directores han preferido volver a la concepción original de Haendel, con o sin cuerdas.
La obra sigue el patrón de la suite de danzas barroca. La obertura es el movimiento más grande y el más sustancial. La introducción pomposa y completamente orquestada termina con un adagio de acordes que conduce a la parte más veloz y militar del movimiento. Esta sección contrasta diferentes coros instrumentales. El movimiento se intensifica, llegando al increíble sonido de una masa de oboes, todos interpretando semicorcheas. Una gran cadencia conduce directamente a un interludio marcado lentamente, después del cual se recapitula la parte principal de la pieza.
El segundo movimiento es una danza elegante. El tercero da forma a ritmos punteados de 12/8 que se desarrollan hasta conformar figuras de trino. El allegro de "Regocijo" añade tambores de bordones al conjunto, a fin de aumentar la atmósfera militar. El minué final, con su opuesta sección media en menor, comienza con un canon. Cada sección de este movimiento está orquestada de modo diferente.